La suspensión de pagos de la empresa surcoreana, síntoma del mal momento del comercio internacional, deja a decenas de barcos sin acceso a los puertos.

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Obtenido de: Comunidad Portuaria con información de El País

Desde que estalló la crisis de Hanjin la industria portuaria se ha dividido en dos bandos: los que bloquean acceso y aquellos que ofrecen protección. La posibilidad de que las naves de Hanjin sean embargadas al recalar en puertos extranjeros (no surcoreanos) es demasiado riesgo para algunos países que prefieren mantenerse al margen de conflictos con los acreedores de la naviera. Entre los países que han negado el ingreso de naves de Hanjin a sus puertos están China y Canadá.
Pero, por cada actor que se margina del problema, hay un ‘buen samaritano’ que ofrece ‘asilo’ a los portacontenedores de Hanjin. Japón, Gran Bretaña y Singapur están entre los países que han extendido protección judicial a la naviera para que pueda descargar sus contenedores y así no agregar el agravante del retraso en la entrega a la larga lista de problemas con sus clientes. Ahora Estados Unidos se suma al bando de los protectores con una orden provisional.

El tiempo corre y la solución a la crisis de la naviera Hanjin Shipping sigue sin disiparse. Tras su solicitud de concurso de acreedores en Seul (Corea del Sur), sólo Estados Unidos ha permitido descargar las mercancías de la naviera.

Sin embargo, por ejemplo, en Valencia (España), el Hanjin Bosal sigue fondeado a la espera de contar con dinero para descargar en el muelle gestionado por Noatum, cuando la ciudad es la sede de las 2 filiales con las que opera la empresa coreana: Hanjin Spain (participada en un 51% por Hanjin Shipping y al 49% por una filial de la francesa Bollore Africa Logistics) y Hanjin Logistics Spain (Participada al 52% por HJLK Corporation y al 49% por Bollore). Desde esta última controla en Marruecos la filial Nal Maroc.

En el caso de la arrendataria de buques portacontenedores Seaspan, con sede en Hong Kong y que tiene 3 naves alquiladas a la compañía surcoreana, está evaluando todas las opciones y analizando los riesgos sistémicos de la caída de Hanjin, séptima naviera del mundo y primera de Corea del Sur, quien actualmente está bajo administración judicial tras suspender pagos.

El hundimiento de la naviera, a la que la banca no quiso seguir sosteniendo a flote, no podía haber llegado en peor momento, ya que ha roto la cadena de suministro justo en el pico estacional, cuando los almacenes se llenan de cara a las ventas que se avecinan por eventos como el Black Friday a finales de noviembre o la temporada navideña.

La quiebra ha provocado que más de 80 barcos portacontenedores sobre una flota de más de 97 quedaran atrapados en alta mar, sin acceso a los puertos ante los problemas de liquidez que impiden pagar las tasas para atracar y descargar. La situación ha sido desbloqueada y numerosos países han permitido la entrada de los buques, algunos de los cuales se estaban quedando sin provisiones para sus marineros.

De hecho, la matriz, Hanjin Group, ha transferido hoy 40.000 millones de wones (más de US$33 millones) a Hanjing Shipping, lo que supone la primera inyección de liquidez de un programa de rescate en el que se ha involucrado el propio dueño de la compañía, Korean Air (su principal accionista) y el gobierno surcoreano.

De momento, el impacto en Seaspan ha sido pequeño, explicó Wang en declaraciones a Bloomberg, e incluso ha tenido un aspecto positivo en el hecho de que las tarifas de fletes han subido a corto plazo. Una subida que también reconocía este fin de semana Maersk, primera compañía del mundo de transporte marítimo, y quien ya estudia nuevas rutas para quedarse los clientes de Hanjin.

“Las tarifas de fletes se han disparado a corto plazo, pero a largo plazo no lo sé. Una cosa es segura: esta caída ayudará a equilibrar la oferta y la demanda”, añadía Wang. El sector que no consigue recuperarse de la crisis financiera de 2008, que provocó una hundimiento de las tarifas y una sobrecapacidad que no ha sido corregida.

Las empresas han intentado todo -fusiones, adquisiciones, recortes de costes- esperando una reactivación global que no termina de llegar, y la industria naviera global lleva operando con pérdidas desde finales de 2015, según Drewry Maritime Research. Unas pérdidas que podrían rondar los 6.000 millones de dólares.

Mientras se trata de orquestar un rescate que podría ser insuficiente, Hanjin Shipping está estudiando la posibilidad de llevar los buques más cercanos al puerto coreano de Busan. La compañía al menos obtuvo cierto respiro la semana pasada cuando un juez en EEUU protegió los activos de la compañía de los acreedores, y ha obtenido similares ‘victorias’ en países como Japón, Reino Unido y Singapur, después de que al menos 10 buques fueran confiscados en China la semana pasada.

“Al final, la industria ha estado perdiendo dinero. Y como en cualquier industria, a largo plazo, eso no es sostenible”, concluye Wang.

Más de 40 países se debaten entre continuar con el bloqueo a Hanjin o extender un pase provisional, exportadores e importadores con carga a bordo de portacontenedores de Hanjin están tomando acciones legales respecto de los TEUs ‘prisioneros’ que no pueden llegar a puerto.

La naviera surcoreana parece haberse aprovechado de la situación de no poder atracar en ciertos países por miedo a ser embargados, pidiendo dinero a cambio del ‘rescate’ de los contenedores atrapados. Entre los clientes afectados se encuentran grandes marcas internacionales como Samsung y Ashley Furniture.

El viernes 09/09, un juez en Estados Unidos ordenó protección judicial provisional para Hanjin respecto de sus acreedores, bajo el capítulo 15 de la ley de quiebras de ese país. La medida responde a la emergencia de entregar la carga que ya llevaba varios días de retraso debido a la compleja situación financiera y legal que atraviesa la compañía.

La liberación de US$10 mil millones autorizada a inicios de la semana, permitió el atraque de cuatro portacontenedores de Hanjin en puertos estadounidenses, pero los registros aún muestran al menos una decena de embarcaciones más ‘atrapadas’ en alta mar sin posibilidad de recalar.

Sin embargo, la orden judicial tendrá que ser revisada antes de que los portacontenedores puedan zarpar desde puertos estadounidenses, ya que el documento no hace alusión explícita a esta acción luego de la descarga de contenedores, dejando abierta la posibilidad de embargo una vez que caduquen los estatutos del permiso extraordinario otorgado.

Comunidad Portuaria

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